jueves, 25 de febrero de 2010

Presentación Libro tití, Palabras de Marta Bonofiglio

Concettina Collura agradece a Marta Bonofiglio por sus palabras...

Nos hemos reunido hoy para acompañar a Titi, oficialmente Concettina Collura en la presentación de su obra sobre la región que la vio nacer, Calabria.
Entre nosotros, Tití no necesita mucha presentación. Todos sabemos que si algo la caracteriza, es su dinamismo, su permanente trabajo a favor de actividades sociales y culturales, su continua presencia en circunstancias que hacen al reconocimiento de la italianidad y en especial, a la región de la que es originaria, y donde su familia tiene una larga tradición, profundas raíces, Seminara, en Calabria.
Llegó desde allí muy niña y se incorporó a este mundo americano en nuestra ciudad de Córdoba, integrando las nostalgias por la patria lejana y las nuevas vivencias en el país adoptado, nuevas sensaciones: la alegría de descubrir lo nuevo y el dolor de la pérdida de los paisajes ancestrales. Formó una hermosa familia y se integró a diversas actividades sociales aportando, desde su lugar de trabajo, oportunidades de compartir con ella nuevas propuestas, proyectos, siempre cargados de ideas fecundas.
La Asociación Civil de Mujeres Calabresas nació con su impulso, nucleando a mujeres deseosas de mantener lazos con la patria lejana, con el lugar de sus ancestros y promover el conocimiento de su larga historia y su cultura. Titi posee las virtudes que caracterizan a los dirigentes: creatividad, carisma, ejemplo de acción. Ello se percibe en el funcionamiento de la Asociación y en su progreso permanente; sus gestiones le han abierto camino a niveles nacionales, a actividades de integración con instituciones semejantes, a intercambios enriquecedores.
Una muestra de este interés es la realización de la obra que presentamos hoy, que ha concebido para dar a conocer esta región del sur de Italia, cargada de maravillas naturales, de una bella geografía, de una naturaleza rica y variada, y de una historia que es la síntesis y a la vez la puerta de entrada de la Civilización Mediterránea.
En sus páginas descubrimos la historia del sur de Italia, región a veces olvidada. Allí están, sin embargo, los restos de la presencia humana más antiguos de la península: evidencias de homo erectus, milenarios antecesores de nuestro linaje, las pinturas rupestres de Papasidero, aldeas neolíticas, huellas de pueblos diversos que, desde aquellas lejana épocas ocuparon los bellos espacios de la región a la que se llama la “Primera Italia”.
Desde ella se abre el mundo Mediterráneo y es el escenario de la cultura griega: la Magana Grecia no es sólo imitación de los progresos griegos, sino un verdadero crisol de nuevas ideas, Pitágoras establece su escuela en Crotone, donde por primera vez se usa la palabra filosofía, Nosside asombra con sus delicados poemas. Y la sombra de Ulises todavía cubre los viejos muros de Squillace, el lujo de los cortesanos da esplendor a Locride, las bellezas de las costas de Regio nos asombran tanto hoy como a los griegos que allí fundaron la primera colonia.
Tití se adentra por los recorridos a veces laberínticos de la Historia: desde la dura dominación de los romanos, hasta las vandálicas de sarracenos y bizantinos, normandos, aragoneses y españoles. Si bien estos invasores causaron importantes daños a las sociedades nativas y modificaron los sistemas de explotación y distribución de la tierra, dejaron sus castillos y monumentos, puentes y templos, cuyo valor arquitectónico y artístico están destacados.
Es así que descubrimos una región llena de vida: ruinas antiguas y espléndidos bosques, ritos ancestrales, costumbres mantenidas a lo largo de los siglos, una profunda religiosidad que se descubre en lugares casi ignotos, tradiciones que se transmiten como un tesoro.
Tití despierta, en estas páginas, el interés por conocer una región espléndida desde el punto de vista natural, llena de vida para el turista que desee disfrutar de sus playas, o de los recónditos paisajes selváticos de la Sila, o el Aspromonte, conocer la riqueza de sus museos donde se exhiben joyas de todos los tiempos y sobre todo, compartir la hospitalidad y la alegría de su gente.
Nos resta agradecerle su esfuerzo, que será seguramente fructífero, un verdadero aporte para los jóvenes que quieran conocer la tierra de sus padres o de sus abuelos; para los lectores en general, que tendrán una nueva perspectiva de esta tierra, bañada por el mediterráneo, receptora de culturas; quizá aún no industrializada, con una economía en crecimiento, pero inmensamente rica en posibilidades de todo tipo. También le agradecemos su pasión por esta lejana patria, que hoy está mucho más cerca, en las páginas que nos deja, haciéndonos partícipes del amor a la cuna lejana, al recuerdo permanente de su esencia milenaria.

Marta Bonofiglio